Cuando la cubano-rusa Anna Lidia Vega Serova, una de las tantas hijas de la generación de cubanos estudiantes en la extinta Unión Soviética, supo que su escritor favorito de la época, Jack London, no había ido nunca a la escuela, quiso inmediatamente dejar de estudiar y decidió retirarse de clases. Tenía 11 años. "Por supuesto que apenas mis padres se enteraron me llevaron de los pelos de regreso a la escuela, pero entonces esa idea de ser escritora me fluyó mucho desde niña", recuerda. Mención: Uninorte. |